Hervé Tullet: Tengo una idea. Kókinos, 2018. Traducción de Esther Rubio.
Teniendo a mano los libros de Hervé Tullet, quien no imagine cosas es porque no quiere. En este caso, la propuesta, creativa, original y divertida, como siempre, es una explicación. Explicación de lo que ocurre cuando se nos ocurre una idea, cuando salta esa chispa en nuestra mente que puede ponerlo todo patas arriba, cuando sentimos esa “sensación mágica”, como dice el autor.
De manera clara, sencilla y directa, Tullet nos lo explica todo, lo que es una idea, la búsqueda, qué hacer cuando surge una, qué actitud a adoptar, para qué sirve eso de buscar ideas…
Hay varias cosas que me gustan de este álbum.
El tema, sin más.
El enfoque: nos habla en primera persona, pero como si estuviese hablando consigo mismo, utilizando la segunda persona.
La referencia al trabajo, la necesidad de trabajar: la idea no suele aparecer como algo ya terminado, sino que se identifica más con la semilla que hay que cultivar mediante trabajo.
La estética, el fondo blanco de las páginas sobre el que destaca el negro del texto manuscrito y el negro más el azul, el rojo y el amarillo, para las ilustraciones. El resultado es una combinación de lo tosco con lo infantil y con lo descuidado que da como resultado un libro espléndido, muy dinámico, vivo, luminoso, provocador de ideas, sin duda.
El cierre: acabar con una pregunta, que es una invitación, lógica: “¿Y si comienzas a buscar tú también?”
Recomendable a partir de 6 años y para los momentos de aburrimiento.