(Alfasur, 2010)
El abecedario se convierte en el Ave Cedario y su nido se llena de letras. Cada una de ellas cobra vida en un poema y respira, juega, viaja, imagina, grita, denuncia, ríe, sueña, en él.
Además, este poemario está enriquecido con las creativas ilustraciones de Fernando Ferro.