Fernando Vilela: Cacería. Babel Libros, 2015. Traducción de Beatriz Peña Trujillo
John, un joven piloto de caza en plena misión, cree haber alcanzado una escuela con un misil. Llevado por la angustia y para evitar otro error, decide acercarse más a su segundo objetivo. En consecuencia, es derribado y capturado. Las dudas y las contradicciones que siente John sobre la guerra, también las siente Fadi, su captor, y eso cambiará el rumbo de sus vidas.
Este álbum es una obra impactante, por la apuesta gráfica, por el tema que trata y por el modo en que lo trata. Sin rodeos ni adornos, directamente y brevemente, nos cuenta la doble crisis de sus dos protagonistas, soldados de dos países en guerra, para convertirla en alegato contra ella, la guerra. Y más concretamente, contra la guerra moderna, a distancia, tecnológica y deshumanizadora, en la que el enemigo es invisible, un punto en el cielo o unas coordenadas en el ordenador de a bordo.
Según nos cuentan en la contracubierta, el autor se ha inspirado en la guerra de Irak, aquella que Estados Unidos denominó “guerra limpia”, por el papel protagonista que tuvieron la tecnología y la supuesta puntería sobre el país árabe.
Las ilustraciones son grabados y dibujos en blanco, negro y rojos; las líneas y las rayas, junto con las siluetas y los fondos, conforman unas dobles páginas impactantes, a veces, expresivas, otras veces, y de belleza emocionante, siempre, en las que el movimiento (el caza, los misiles, las explosiones…) y el espacio (la ciudad, el desierto, la casa…), por ejemplo, añaden una calidad gráfica muy valiosa al texto.
Un álbum estupendo para reflexionar sobre la guerra, la paz, el ser humano, oriente y occidente, la tecnología, el arte…
Recomendable a partir de 10 años y, desde luego, para adultos.